miércoles, 22 de abril de 2015

Todo el mundo trata de realizar algo grande sin darse cuenta de que la vida se compone de cosas pequeñas*!


La libertad, la sonrisa de tu sobrina, el cariño de una madre, el abrazo de un hermano, las risas con tus amigas, el ronroneo de tu gato, el sol que sale por las mañanas, el sexo, los paseos, respirar aire puro, rascarte cuando te pica, el sonido del mar, bailar haciendo el tonto, soñar con largos viajes, poner tu canción preferida a todo volumen, dormir, etc.
A veces nos concentramos tanto en conseguir algo, que nos perdemos lo que está pasando en este preciso momento. Sé que suena “cansino” este carpe diem, pero de verdad que lo olvidamos constantemente, yo me incluyo.
Está bien tener retos, trabajar en busca de tus objetivos y luchar con fuerza para conseguirlos, ¿pero qué hay del camino que recorremos hasta alcanzarlos? ¿Acaso no es igual de importante o más?
Yo creo que en el camino es donde realmente aprendes cosas, y obtienes una experiencia tan valiosa, ya que conseguir algo, solo es el fin del “HECHO

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